«El folclore vasco sigue siendo una fuente de recursos inagotable»

 

La getxotarra Isabel Urrutia saltó a la palestra del panorama clásico del Estado hace unos meses, cuando ganó el prestigioso concurso de composición de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS). En los próximos meses «Gerok», la obra premiada, será interpretada por todos los rincones de la península. Y su última creación, «Sei», se estrena esta misma tarde en el museo Reina Sofía de Madrid.

Mikel CHAMIZO | GETXO

 

Isabel Urrutia está viviendo un momento dulce en su carrera, más reconocida en el Estado francés que en la propia Euskal Herria. Pero el premio de la AEOS conlleva un gran reconocimiento en el Estado español y pronto han empezado a llegar nuevos encargos, como el de «Sei», que se estrena esta tarde en Madrid.

Parece que su popularidad como compositora se ha disparado últimamente, pero su carrera musical viene de largo. ¿Cómo entró en el mundo de la composición?
Cuando era pequeña y estudiaba música, aunque tocaba el piano, ya me daba cuenta de que me gustaba mucho la escritura. Llegó un momento en el que tuve que decantarme y, como dentro de mí me llamaban los sonidos, opté por componer. Estudié en Bilbo y luego en Madrid, donde recibí una formación más clásica, y después fui a París a estudiar con José Luis Campana, con quien aprendí las técnicas contemporáneas. Fue a partir de ese momento que me empecé a sentir más a gusto como compositora, porque además tuve la suerte de estar cerca del Ensemble Arcema, formado por músicos parisinos realmente buenos, que tocaron muchas veces mis obras. Es un privilegio poder dejar tus primeras composiciones en tan buenas manos. Así que podría decirse que mi música empezó a nacer y yo a sentirme como una compositora satisfecha fuera de aquí, en París.

¿Cómo ha vivido el éxito de «Gerok» y que, de la noche a la mañana, la programen casi todas las orquestas del Estado español?
En mi caso se daba una situación un poco especial, seguramente por el hecho de haber estudiado en París y comenzar mi carrera en el extranjero. Aunque mi música se viene tocando desde hace años por toda Europa, tenía la sensación de que en Euskal Herria, y en el Estado español, era una compositora bastante desconocida. Y ahora, al ganar el premio de la AEOS con «Gerok», parece que mi nombre ha aparecido en el panorama musical de la noche a la mañana. Pero reconozco que el premio lo he recibido con mucha satisfacción, porque es importantísimo en el aspecto musical, incluso más que en el económico, por el hecho de que te programen tantas orquestas españolas y tu nombre se dé a conocer por todas partes. Eso es muy interesante, pues al fin y al cabo yo vivo aquí y lo que quiero es poder tratar con orquestas y músicos de aquí.

Esta tarde se estrena su obra más reciente en el Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía. ¿Qué nos puede contar sobre «Sei»?
Se trata de un encargo dentro del ciclo Residencias, para el conjunto formado por la unión del Trío Arbós y Neopercusión. Como su nombre índica, está escrito para seis intérpretes: violín, violonchelo, piano y tres percusionistas. En la pieza trabajo sobre la evolución del timbre en el espacio, sobre aspectos relacionados con el color, y para ello enfrento instrumentos de sonidos determinados con otros más cercanos al ruido.

Casi todas sus obras llevan títulos en euskara. ¿Hay más elementos puramente vascos en su música?
En las últimas obras es verdad que he utilizado bastante elementos del folclore, sobre todo del vasco porque es el que más conozco, pero también de otros folclores. No es algo nuevo tomar elementos de la música popular, pero sigue siendo una fuente de recursos inagotable y continúa brindando exploraciones atractivas al compositor actual. Yo suelo emplear células melódicas, giros modales y estructuras rítmicas que recuerdan al folclore musical vasco. También he tomado prestadas determinadas prácticas musicales, como la forma en que se toca la txalaparta, pero trasladadas a otros instrumentos.

Existen opiniones de todo tipo sobre su música, desde que es muy dura a la escucha hasta que es algo más accesible que la de otros autores contemporáneos. ¿Le preocupa el eterno problema de la relación entre compositores contemporáneos y público?
Si quieres que te diga la verdad, cuando escribo hago sencillamente lo que siento. Me olvido de lo que el público pueda pensar y me concentro exclusivamente en mi discurso musical y en lo que quiero trasladar. Y no, no me preocupo especialmente de agradar a nadie, soy yo la que tiene que estar satisfecha con lo que he creado. Es verdad que a veces los compositores escribimos y cada persona nos percibe de una manera especial y concreta. Pero no me preocupa, en realidad, el problema del público.

Usted es profesora en Musikene, ¿cómo está viviendo toda la polémica que envuelve últimamente al centro?
Con inquietud y nerviosismo. Estamos enfrentándonos a muchísimos cambios, de equipo directivo, de planes de estudio motivados por la entrada de Bolonia… Francamente, es un momento muy malo en Musikene, se respira la crispación y la incertidumbre.

Ahora tienen como nuevo director académico a J.C. Perez, compositor también pero de un perfil radicalmente diferente al de los profesores de Musikene. ¿Cómo cree que va a afectar esto a la especialidad?
Creo que las valoraciones hacia el trabajo de J.C. Perez van a depender exclusivamente de lo que él haga como director académico, independientemente de su procedencia musical. Y su trabajo, obviamente, no tendría por qué afectar a nuestras asignaturas, que están definidas por un currículo y unos planes de estudio.